Muchas veces los padres presionan o restringen la alimentación, de sus hijos, pensando que ayudan a controlar mejor su peso y su alimentación, pero pueden provocar que el niño pierda la autorregulación, o la capacidad de reconocer el hambre y la saciedad.
En un estudio con más de mil niños a lo largo de 4 años, se analizó las consecuencias de las actitudes maternas acerca de la alimentación de los hijos. Los hijos con bajo peso, que los presionaba la mamá para comer, a la larga tenían menos peso. Al contrario de los hijos con más peso, que, cuando su mamá les restringía la comida, a la larga tenían más peso y esto se ha confirmado en varios estudios.
Algunas actitudes que se utilizan para presionar pueden ser:
– Hacer que se acabara todo lo del plato.
– Tener demasiada preocupación de que el niño coma lo necesario.
– Regular ellas el hambre del niño (en lugar de que él aprendiera a regularlo).
– Aunque el niño dijera “Ya no tengo hambre” insistían en que siguiera comiendo.
Las actitudes que utilizan para restringir la alimentación pueden ser:
– Asegurarse que no comieran muchos dulces, comida chatarra, comida favorita, snack o refrescos, ya sea con comentarios o con actitudes negativas hacia la comida.
– Dejar la comida fuera del alcance del niño
– Hacer comentarios negativos de ciertos alimentos .
– Ofrecer dulces como recompensa a su conducta.
– Regular su hambre, para que coma menos.
Jansen P, Tharner A, Ende J et al. Feeding practices and child weight: is the association bidirectional in preeschoolchildren?. Am J Clin Nutr 2014; 100:1329-36