Algunos consejos que suelen ayudar a la recuperación son:

1. Ser comprensivo y empático con el hijo/hija, ya que ello no escogieron estar enfermos, no lo hacen de manera voluntaria, y las conductas que tienen no son para molestarnos, así que, no culparlo por sus comportamientos.

2. Demostrar que el amor que les tienen es incondicional, no importa si están enfermos, no importa la apariencia, no importa sus conductas, hacerles saber que los amamos incondicionalmente, y hacer que confíen en nosotros.

3. Saber escucharlos. Esto es con el oído y con el corazón: sin juzgar, sin aconsejar inmediatamente, sin interrumpir, sin distracciones, prisas y sin validar los sentimientos (es decir, no podemos negar los sentimientos que tienen o pedirles que no los tengan, más bien comprenderlos).

4. Tener expectativas adecuadas de los hijos y del proceso del tratamiento y la enfermedad. No esperar ser una familia perfecta o tener hijos perfectos, eso no existe. Y ser flexibles, no ser constantemente críticos con los hijos, los padres muy críticos, o con demasiadas expectativas de los hijos, tienen menos éxito en la recuperación. Por lo tanto, no juzgarlos a ellos, sólo a las acciones.

5. Seguir las recomendaciones del especialista y cuando se realicen evitar tomarlas como castigos, por ejemplo, si el especialista le da indicaciones de no ir al colegio o de no salir con amigos, tomarlo como es: la enfermedad es la que hace que no pueda hacer estas actividades, no es culpa nuestra ni del especialista, ni del hijo. Comprender que, esas indicaciones pueden ser difíciles y que pueden causar enojo o frustración, por lo tanto actuar con empatía.

6. Cuando se tengan que poner consecuencias a las conductas de los hijos, enfocarlo de modo que no sea como un castigo, sino como una consecuencia de sus acciones.

7. Cuando tengan comportamientos adecuados, reconocérselo sin condicionar nuestros sentimientos, por ejemplo, “Te acabaste todo el plato, eso te ayuda”, en lugar de:“Me haces muy feliz cuando te acabas el plato”

8. Conocer al hijo e identificar que le funciona en el tratamiento, observar sus palabras y su lenguaje corporal a veces expresan con otras palabras o con acciones sus necesidades emocionales.

9. Estar alineados los papás, es decir estar de acuerdo en los aspectos importantes, y los hijos estén alineados en su mismo nivel apoyándose. Evitar ser aliado de algún hijo y crear rivalidades entre ellos y entre la pareja.

10. Estar al tanto de los avances y tratamiento de la enfermedad con los especialistas.

11. Respetar la intimidad del hijo y tratar de no contar a todo el mundo lo que sucede, aunque si podemos elegir personas de nuestra confianza a quien contarlo, por un lado como desahogo y por otro pueden servirnos para apoyo.

12. Equilibrar la atención a la familia, no dejar de atender a la pareja, otros hijos, amigos, etc.

13. Reconocer cuándo estamos cansados, molestos o frustrados para pedir ayuda, por ejemplo a la pareja, para que tomen el control por un tiempo, o si es demasiada, reconocer que podemos necesitar nosotros mismos ayuda de un profesional.

14. Tener tiempo para uno mismo, salir con amigos, relajarse, hacer cosas que nos gusten, para recuperar la fuerza y poder afrontar la enfermedad.

 

Imagen:www.lavanguardia.com/vivo/mamas-y-papas/20191126/471880731451/nunca-hacer-adolescente-anorexia-bulimia.html

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